Un santuario de bonsais naturales en la Patagonia.

El espíritu de una persona que ama la practica del bonsai tiene diferentes facetas, pienso que una de ellas sin lugar a dudas es viajar en busca del contacto con la naturaleza virgen, adentrarse al corazón de los distintos paisajes y observar atentamente la perfecciòn de lo silvestre.
Ese espíritu viajero una vez me llevo a un lugar que tranquilamente podría definir como sagrado, que afortunadamente esta en nuestro país, en la fascinante y misteriosa Patagonia. Si salimos de Junín de los Andes con destino a San Martín de Los Andes por la ruta 234, a muy pocos kilómetros una vez que dejamos Junin, sale un camino de ripio hacia el oeste que empalma con la ruta provincial 62 que funciona como acceso fronterizo hacia Chile llamado Paso Carririñe. Unos kilómetros antes de llegar a la frontera, se encuentra el Lago Epulaufquen donde desemboca lo que alguna vez hace 500 años fue un río de lava ardiente, El Escorial.

Aquí encontraremos una vegetación muy restringida que creció entre la escoria oscura y muy filosa que en su mayoría esta formada por Cohiues y algunos Cipres nativos de los Andes. Estamos dentro del Parque Nacional Lanin donde el cono inmenso del volcán, de mas de 3700 metros de altura, domina el horizonte. Sin embargo otro volcán de menos de 2000 metros que se llama Achen Niyeu fue el origen de este río de escoria en donde se sorprenderán al ver los bonsais naturales de Coihues.

Aquí se podrá apreciar el capricho sagrado de la naturaleza a través de los viejos troncos curvados, retorcidos o inclinados de los Coihues, una fuente de inspiración majestuosa realmente única y poco común.

Describir lo que se siente estar caminando entre estos viejos árboles no me es tarea fácil, simplemente no hay palabras. Esta es una experiencia muy personal por esto los invito a que conozcan el lugar y una vez allì, respirar profundo bajo el infinito cielo azul patagónico y empaparse de la inspiración sagrada de la Pachamama.